Nochebuena y Navidad

Es tradición, desde hace 12 años, Papa Noel visita la casa de mi padre sobre las siete de la tarde del día 24 de diciembre. Se empieza a escuchar su campana y los niños se colocan en la puerta, nerviosos, ilusionados...Hoy, esos hermanitos ya no son pequeños pero hay ya doce nietos. Los grandes han dejado paso a los pequeños y los acompañan en la espera y en la visita igual de ilusionados.

34 personas a cenar no es fácil de organizar pero cada año lo hacemos mejor. Y este año, por suerte, estaremos todos los hermanos. Los ocho. Con sus respectivas parejas, retoños y demás.

Días antes está decidido el menú y cada uno aporta algo. Así todo es más sencillo.

Desde que me casé como es lógico nos repartimos las fiestas con la familia de mi marido y he de decir que he tenido suerte porque en cada una de las casa la Nochebuena se celebra de una manera especial.

En mi casa alboroto, nerviosismo, palabras entrecortadas por querer hablar todos a la vez, amigo invisible, reirnos con unos con otros, niños por aqui, niños por allá, amigo invisble, risas...Luego papá pinchando música, lo destronamos, se pone mi marido, más risas...

Vamos, que el año que no nos toca en casa, todos quieren que llegue la hora en que mi marido entre por la puerta y anime la fiesta...

En la parte contraria, tradición más seria pero igual de divertida. Un pavo gigante que acabamos comiendo durante días. El consomé y el huevo hilado. La llegada del Niño Jesús y mis hijos protagonistas totales por ser los primeros bisnietos, nietos y sobrinos.

El 25 de diciembre, bien tempranito, no importa en que situación te encuentres, si tienes resaca como si no, si estás aqui o en el fin del mundo. Todos, absolutamente todos, tenemos que estar en Sevilla para comer porque se reúne la familia paterna de mi marido. Y eso...eso si que es una reunión!

Besos por doquier, tios por aqui, primos por allá, comida por todos los lados, niños que corren, abrazos de verdad, conversaciones sin parar y luego lo mejor. Las panderetas y a cantar.

Así hasta que acabamos exhaustos de café, ron, polvorones y del villancico de Jesusín, que todos cantamos la mar de compenetrados y que no importa la edad que tengas que lo cantas igual de feliz e ilusionado!

Otro día lo dedicamos a la Domingada...pero esa, esa se merece un post a parte.

Besos desde el Sur

Feliz miércoles