miércoles, 20 de septiembre de 2017

La mirada

Es curioso como una mirada puede hundirte o liberarte...

Pero no la mirada en sí, sino la forma de mirar.

No sé en qué momento ha cambiado mi mirada. Mi forma de mirarle que tanto daño le causa.

No puedo evitarlo, sale de mi. Sale sola.

En mi han cambiado cosas e imagino que eso se transmite y se refleja.

Los demás lo ven, por lo tanto yo lo transmito.

Es increíble que cuando empiezas a sentir cosas, cuando empiezas a creer en ti, el simple hecho de creerlo tú, se transmite a los demás.

Si un día te levantas, te arreglas, y te sientes guapa, esa belleza, sin duda, la verán los demás.

Es el poder de creer en ti.

Algo tan fuerte y poderoso. Yo lo tenía olvidado, creo que en muchos aspectos dejé de creer en mi, o dejé de ser un poco yo cuando empecé a aceptar determinadas situaciones.

Dejé de ser yo porque aceptaba cosas que no quería.

Y eso es tan peligroso.

Ahora que ya he tenido tres sesiones conmigo misma, hablamos mucho de eso.

Del YO interior. De todos mis YO.

Algunos de ellos, están ahí, pero aún están escondidos. Y todo esto consiste en sacarlos a la luz, a ponerlos delante, a convertirlos en mi prioridad.

Es cierto que no es fácil. Pero cuando asumes de verdad la realidad de todo lo que te ha pasado, de todo lo que te ha llevado a tener que pedir ayuda psicológica, entiendes, que lo más difícil era aceptar que necesitas ayuda. Una vez que asumes, todo lo demás, a la larga, aunque duela, al final llegará la paz.

Cuando las miradas cambian, aunque duelan, al final, liberan.

Porque ya no hay culpa, porque ya empieza la desunión, el desapego...

Y llegará el despegue.

Siento estar haciéndote daño.

Pero es la primera vez que mi mirada es clara. Y a la larga, te estoy haciendo un favor.

En una dependencia emocional conjunta, uno de los dos tiene que coger el mando.

He tenido que ser yo, una vez más, la que coja el timón.

Sólo espero que deje de dolerte. Que yo deje de dolerte.

Ya no guardo rencor dentro de mi.

No guardo odio, ni rabia.

Ya sólo espero cambios, tranquilidad, paz y quizás cuando esté curada, el amor llegue a mi vida...

Pero el proceso de curación es largo....

Me ayuda saber que estoy en el proceso. Que cada día es un logro. Que cada mañana es un regalo, y ver a mis hijos crecer sanos y felices es la mejor de las dichas.

En un divorcio, los niños no tienen por qué sufrir.

Siempre sentí dentro de mi que debía evitarles el sufrimiento, el crecer en una familia desestructurada, en un día a día sin su padre. Eso me creaba un malestar continuo, me faltaba el aire. Me ahogaba.... Sentía que debía unir las piezas a toda costa.

Costase lo que costase.

Aunque eso supusiese perderme a MI.

Ahora comprendo que fue un error.

Que en el momento en el que dejas de ser TU debes parar.

Ellos serán felices si sus padres lo son. Aunque sea por separado.

Serán felices si reciben cariño, orden, disciplina y amor.

Si ven que sus padres se tratan con respeto, serán felices.

Si ven que existe un cariño, crecerán felices. Serán felices.

Su felicidad no depende de estar separados, sino de la actitud que ven en TI.

Me ha costado mucho comprenderlo. Muchas lágrimas aceptarlo.

He luchado mucho por evitárselo.

Y también he luchado por amor. Por mi amor. Por el que yo sentía.

Ese que me arrebataron. Ese que se fue marchitando no a base de golpes sino a base de decepciones. Las decepciones no son una herida visible. No es una herida que tu veas sangrar. Pero están ahí.

Existen. Y a la larga, pueden ser devastadoras.

No deseo este odio, ni la ira, ni el que no puedas verme ni medio segundo.

Tu dolor, también fue mío.

Y no me gusta.

Sólo espero que algún día tu mirada también cambie...y que seas feliz.

Ya tocan miradas felices y llenas de optimismo.




Besos desde el Sur



jueves, 7 de septiembre de 2017

Conmigo misma: primer día


Para todo hay una primera vez.

He de reconocer que estaba nerviosa, toqué a la puerta con algo de temblor.

Estaba allí, ya estaba hecho. Debía enfrentarme a mis miedos, a mis dramas, y por que no y seguro que en breve, a mis logros y a mi triunfos.

Su aspecto me gustó, tiene cara de buena persona. Es sencilla, amable...

El lugar es agradable, bonito...pero yo tenía un pellizco en el estómago ya en la sala de espera.

Tenía tantas ganas de estar allí. A pesar de los nervios, sabía que era necesario, que es necesario, que nunca antes había sentido la necesidad de gritar...y entender, sobre todo, entender...

A la hora en punto me tocó a mi. Me invitó a pasar. Hay un gran ventanal donde la luz entra a raudales.

Un sofá, flores en la mesa...

Y Ella en una butaca.

¿Qué te trae por aquí, Rut?

En ese momento fue como abrir un dique...Como dejar salir agua de un pantano que sostiene demasiada agua, demasiadas lluvias del invierno, demasiado de mucho...

Qué me trae por allí....hay tanto....

Lo que me sorprendió fue su capacidad para sacar de mi, cosas que creía guardadas, que creía enterradas o más bien, algo superadas.

Hablamos, hubo silencios, miradas, preguntas, lágrimas....

Sin poder evitarlo las lágrimas caían por mis mejillas al ritmo de mi conversación...

Sin remedio...

No puedo evitarlas, le decía.

"Está bien, todo ha de salir". " De dentro, hacia fuera". Recuérdalo.

"Y escribe, ten a mano una libreta donde apuntes todo lo que se te ocurra. Tus sueños, tus pensamientos, lo que te inquieta, aquello que quieras preguntar... Y tráelo a nuestro próximo encuentro".

Una idea de familia sostenida en un tablero. Un tablero que se tambalea.

Una pareja que ya no existe.

Una traición, demasiadas decepciones.

Ilusión, decepción. Cuidado, Un camino peligroso. El abismo de la depresión demasiado atractivo...

No puedo permitirlo. Te curarás, lo superarás.

Se la teoría, falta la práctica. Pero lo conseguiré.

"Háblame de tu madre". "¿Cuándo la perdiste?"

Lágrimas. Una gran catarata de miedos, de tristeza, de inseguridades. De llorarla poco y echarla terriblemente de menos...

Fue una tarde intensa. Un día intenso.

Muchas emociones. Muchas ganas de estar bien, se sentirme bien...

De descubrir mi manera de actuar y de gestionar mi vida.

Gracias S, por mandarme hasta ella. Por darme ese empujoncito, por ponerme en contacto.

Por ayudarme a esta primera cita a ciegas conmigo misma...

Más la próxima semana.

Besos desde el Sur

viernes, 1 de septiembre de 2017

La recuperación


¿Cuánto tiempo necesita un ser humano para recuperarse?

¿Cuánto dura un duelo?

¿Cuánto dura el silencio?

Por qué una persona, aunque vea la luz al final de túnel, aunque sabe que ahí, en esa luz, comienza su libertad, es incapaz de recorrer el túnel...

Se niega a afrontar un duelo.

Negación.

Yo sabía que podía. Recorrerlo. Primero un pie, después el otro.

Sabía que si empezaba a recorrerlo, lo haría del tirón, porque era totalmente consciente de que podía llegar al final del túnel.

Después, la Luz...

Y sin embargo, recorría tres pasos y volvía para atrás.

Corriendo a mi refugio.

Corriendo a lo conocido. A un lugar seguro.

A la tranquilidad de lo cotidiano. Aunque doliera y no me hiciera feliz.

Tres años.

Cuánto tiempo sin saber lo que tenía...

Sin saber qué me pasaba.

Sin poder gestionar que algo que me ahogaba también me proporcionaba cierta dicha.

Una dicha engañosa, de mentira...

Y de repente, no se cómo ni por qué, un libro se cruzó en mi camino en la segunda planta de El Corte Inglés.

Ahí, frente a mi. Mi Luz.

"Si duele, no es Amor"

Y empecé a leer, y mientras leía, lloraba...y me deshacía, y comprendía...

Tres Años.

Pero hoy por fin le pongo nombre.

DEPENDENCIA EMOCIONAL

El día que ese primer libro se cruzó en mi camino, conocí la existencia de Silvia Congost

Y abrí los ojos.

Y mi vida cambió.

Y me di cuenta que cada ser humano necesita su propio tiempo.

Su propio proceso para Aceptar. Desprenderse. Llorar. Valorar. Sentir y Salir.

Salir adelante...

Con conocimiento.

Y empecé por su primer libro sobre Dependencia Emocional, "Cuando Amar demasiado es depender".

He llorado tanto leyéndolo. Es tan mío, tan real, tan cierto...

Ahora la Luz invade cada poro de mi piel.

Y aceptando llega la calma...

La paz. La tranquilidad.

Un problema con un nombre.

La luz me invade pero aún estoy en el proceso.

Pero por fin se, que es un problema, y que existen las herramientas para superarlo.

Yo estoy convencida de que podré.

Ahora toca empezar por el principio. Por mi.

Esa mujer que a veces se miraba en el espejo y no se reconocía.

Que aceptaba cosas que no quería.

Que normalizaba situaciones que no lo eran.

Que sonreía y lloraba al mismo tiempo.

Y que en el fondo, tan sólo sufría.

Mi familia, las personas que me quieren, han oído mucho eso de: "esta vez es de verdad".

Que frase tan dolorosa...

Que doloroso decir: " es que es el padre de mis hijos..."

Y?

Que difícil aceptar que hubo una historia y que se acabó.

Se acaba un día en concreto. Sabes perfectamente el día que hizo "clic", pero te niegas a aceptarlo.

Yo lo he negado tantas veces.

Tanto silencio, tanta sequía emocional, tanta tristeza en mi alma, tanto peso en mi espalda.

Tantas lágrimas atascadas....

Tanta culpa encubierta...

Tantas frases hirientes.

Tanto miedo a sufrir cuando ya se está sufriendo....

Por abandonar, no sólo me abandoné a mi misma...

Abandoné mi amor propio, mi pasión por escribir...

He tenido a tanta gente en estos años dándome la mano....

Y era incapaz de seguir sus consejos, aún sabiendo que tenían razón, aún sabiendo que sólo haciendo lo que me decían volvería a ser feliz.

Y a recuperarme y a recuperar la autoestima.

El próximo miércoles por fin, tengo mi primera cita conmigo misma.

Y he aceptado que necesito ayuda.

Eso hace tiempo que lo sé, pero creía que yo sola podría con todo y podría salir adelante.

Sé que podré pero también se que con ayuda, podré antes.

Y ya he perdido demasiado tiempo...

Y el tiempo es Oro.

Y la vida son minutos, momentos, instantes...

Jamás pensé que aceptando mi Realidad sentiría esta paz.

Y me sentiría más ligera...

Porque cuando sabes que estás en el fondo más auténtico, cuando reconoces que has llegado a lo más hondo del agujero, cuando te das cuenta que has llegado al fin de tus límites, entonces, el miedo que tenías a verte ahí, en lo más profundo, se convierte en Esperanza....

Así es.

Porque ya no hay más Fondo.

Ahora solo queda subir....

Feliz vuelta. Feliz viernes desde el Sur.


Pd: Ignacio, Cayetana y Juan, os mandan muchos saludos.