jueves, 6 de junio de 2013

¿Paciencia o castigo?

Menos mal que en casa soy la Poli buena. O lo que es lo mismo, el que más exige, regaña y pone rectos como velas a los niños, ese es su padre...

Pero claro, una lidia con ellos todas las tardes. Y una cosa es ser la buena y otra muy distinta, la tonta.

A mi me cuesta horrores pelear con mis hijos...prefiero hacerles entender, ignorarlos hasta que acaba la rabieta o despistarlos y entretenerlos cuando veo que se avecina un huracán...

Ayer por la tarde, Ignacio tenía un mal día...

Estaba caprichoso, pegón, y sobre todo cabezón, muy cabezón. Todo empezó porque quería merendar galletas...Yo le dije que vale, pero que primero debía tomarse el bocadillo que le había preparado su mami. Y después podría hartarse de galletas si quería...

No cedió. Ni yo tampoco.

Venía con carita de pena y con voz lagrimosa me decia: "Mami, pero que yo sólo quiero una galleta. Una galletita solo...."

Y así, toda la santa tarde.

Y como buen Tauro, puede llegar a ser muy cabezón y cansino, mi niño.

Pero no cedí. Y no merendó.

Mi marido siempre me dice que soy una blanda y que los tengo muy mimados a los dos.

Sin embargo ayer una amiga me dijo que me relajara...que cada vez que me veía yo estaba nerviosa y peleando con Ignacio.

Me entró pena porque me dije: ¿es eso verdad? ¿soy un ogro con mi hijo?

Y es que el día a día con un niño de tres años y otra de casi dos puede llegar a ser agotador.

Ser madre es a veces una tarea muy complicada y cansina. Me dijo esta amiga, que pensara en Garbancito. Que a él no le venía bien tanto estrés y tanta lucha.

A lo que le contesté que a Garbancito aún no tenía que educarlo y a su hermano sí.

A la vuelta de la piscina, Ignacio seguía llorando y erre que erre con la galletita...(Dios dame paciencia) y acabó la tarde pegando a su amiga por quitarle un juguete.

Ahí fue cuando una servidora perdió ya los nervios, lo zarandeé, le pegué un pellizco en el brazo y lo mandé para su cuarto.

Al final acabó pidiendo perdón, tras media hora de orgullo y lágrimas...

Y al final del día, acabo haciendo balance y me siento mal. Encima! por haberlo regañado...por haberle zarandeado...Ains, nadie dijo que esto de la maternidad fuera coser y cantar...

Y se acuesta una con un sentimiento de culpa...Sabiendo que él hoy se levantará tan normal y vendrá corriendo a abrazame a la salida del cole...

Y más culpable y más mal me siento...vamos, que ganas de llorar me entran...

Dichosas hormonas...

Besos desde el Sur

Feliz jueves

5 comentarios:

  1. Pues yo sin tanta hormona de por medio, me siento igual!

    Que nos están poniendo a prueba continuamente, y cuanto más blandas con ellos, peor se portan con nosotras!

    Pero por mal que nos podamos sentir, tenemos que educarles, es por su bien, hay que ponerles límites y hacerles entender que no pueden hacer siempre lo que quieren, pero... que difícil resulta a veces, verdad!

    Muchos besos!

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  2. no te preocupes, lo de estar embarazada con un "preadolescente" en casa es duro. De todas formas yo he acabado haciendo una cosa, pensando en que a veces es como un pulso que no tiene sentido. pregúntale antes de merendar qué es lo que le apetece. obviamente no le vas a dar todos los días lo mismo, pero no pasa nada por ceder un poco, luego lo hacen ellos muchas veces, cuando quieren hacer algo y no pueden o quieren ir a algún sitio y nuestros planes son otros. A veces se nos mete en la cabeza algo y nos volvemos inflexibles, luego lo psasmos peor. Ánimo!!!sé que no es fácil!!!!muaka

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  3. Hay mi pobreeeee!!!, hay días que no son buenos... pero afortunadamente seguro que son los menos.
    Nadie dijo que fuera facil.... pero los ratos buenos compensan con creces, ya lo sabes...arriba ese ánimo que mañana estareis de mucho mejor humor seguro seguro.
    Un besote fuerte

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  4. es q no perder la paciencia es difícil, y luego las madres se sienten mucho peor q los enanos... ley de vida.

    suerte

    besos

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  5. Querida Rut, no te sientas mal porque hiciste bien.
    No es lo mismo una madre buena que una buena madre me dijeron a mí una vez..y creo que esa frase lleva mucha razón.
    Nos echan un pulso constante a esas edades y hay días o momentos en que perdemos los nervios,pero más vale un cachete o un NO a tiempo y que ahora llore él media hora que llores tú más adelante...
    Yo creo que hiciste lo correcto y que un día malo (por Ignacio) lo tiene cualquier niño ; )
    Besitosss

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