Un pequeño homenaje...

Siempre he sentido predilección por ella. Desde que tengo uso de razón, desde el principio, desde que con mi manita diminuta como ella siempre me recordaba, le cogía su mano. Fuerte, amorosa, querida…Si cierro los ojos y viajo en el tiempo, a mi niñez, a aquellos años donde todo era maravilloso, sin miedos, sin desvelos…Está ella, su cara siempre con una sonrisa, su voz, sus abrazos, su manera perfecta de encontrar siempre las palabras que necesitabas escuchar…Cuando mi madre se fue, ella curó mis heridas, secó mis lágrimas, me abrazó con fuerza los años más duros de mi vida…Siempre ha estado ahí…Su casa es mi paraíso personal, siempre lo ha sido. El entrar con los jazmines a la izquierda, siempre que llegaba y atravesaba esa puerta, lo siguiente que me encontraba era a ella esperando…el llegar y abrazarla era sin duda como volver a casa, a un lugar seguro…El olor del salón...Recuerdo tantas veces aquellas tardes de verano, con las cigarras chillando a cuarenta grados a la sombra, cuando mis primas y yo íbamos andando al Club, sin importarnos el calor, los helados a la sombra de la piscina, los juegos de cartas, los primeros besos, el primer amor…el primer pellizco del desconcierto…el amor que siempre he sentido por mis gordas, fuerte e irrompible…Si escucho Ruli…ya sé quien me llama…mi Tío favorito…Podría contar tantas y tantas historias sobre ellos…Nuestros baños en esa bañera y ella desenredandome el pelo, a pesar de haberle prometido una y mil veces que no me lo mojaría...su Seat Panda e ir sentadas en el maletero…sentarme en la cocina mientras ella cocinaba, que me encantaban esas charlitas…Recuerdo las caminatas hasta el coche en Semana Santa, a ver quien le masajeaba los pies a quien cuando llegáramos a casa…aquella vez en el coche con el arroz con leche, esas ganas de reírnos y no poder…tirarme en el sótano con Sara a escuchar a Laura Pausini, o lo que nos reímos la noche que nos colamos en la fiesta de mi primer amor…lo que nos reímos escondiéndonos…el conejo de la suerte detrás del muro del club, el poli y ladrón…el llegar a casa corriendo después de la piscina, ducharnos y volver a irnos..los paseos en moto por la urbanización, aquellos veranos interminables…los bocatas de la merienda…las tardes en la mesa de camilla…Luego de la niñez pasamos a la adolescencia…y ahí si que nos reímos…las noches en Benabola, las miradas a escondidas…

Echo tanto de menos aquellas llamadas…marcar ese número de teléfono que tan perfecto se dibujaba en mi memoria, sobre todo cuando necesitaba oírla…cuando escuchaba que era yo lo siguiente era su “Hola, vidita”…ya todos mis pensamientos, todas mis inquietudes y miedos se disipaban…ella encontraría la solución, las palabras adecuadas, o simplemente yo la llamaba para charlar con ella un ratillo…echo tanto de menos esas charlas…recuerdo la última vez que hablamos “de verdad”…o la última vez que la vi contar un chiste y reírse con ganas…debajo de aquel árbol, en aquella preciosa boda…Ahora que está pachuchi, y que todos atravesamos un momento difícil en sus vidas sólo les puedo decir a todos y cada uno de ellos cuanto les quiero…Que desearía tanto que todo esto fuera un terrible sueño…A ELLA, que la quiero con toda mi alma y que no pasa ni un día en que no desee que se recupere…Este es mi pequeño homenaje hacia ella, por ser siempre, uno de los pilares más fuertes de mi vida. Te quiero Tía.