Es curioso como vivimos la vida sin pararnos a saborear los pequeños detalles.
Esos, que un día ya no vives y que de repente, los echas terriblemente de menos, pero que cuando los tenías no los saboreabas tanto como lo harías ahora...
Detalles que te llenan de nostalgia y aunque a veces intentas quitártelos de la cabeza de un manotazo, a veces no puedes evitar hacerlo e incluso se te escapa una media sonrisa, porque aunque ya no sea así, antes era tu vida...
Y la vida no puede renovarse de un sólo plumazo. Así, sin más...
Y yo quiero mantener vivo lo que viví, lo que vivimos y esos pequeños detalles que tan felices me hacían y soy clara al decir, que puedo hablar en plural...
Me encantaba alquilar películas, para hacer una sesión de cine un viernes por la noche, prepararlo todo, darle al play y luego quedarme frita en el hombro de mi marido, para simplemente, no ver la película...
Pero recuerdo la sensación de despertar en sus brazos, con la baba caída...relajada...feliz...
O aquellas noches de biberones y despertares, en el que después de decidir que era hora de acostarse, uno salía corriendo escaleras arriba gritando eso de "Te toca". Muchos significado llevaban esas palabras y muchos quehaceres.
El silbido en la puerta y los niños salir corriendo a abrirle a su padre. Hoy sigue haciéndolo pero ya no es lo mismo.
Los momentos ducha, cuando él se arrugaba como una pasa mientras yo le iba pasando niños, uno a uno, en fila india.
Esos eternos sábados por la mañana...
Sus barbacoas...
Sé que pensar en todo eso es doloroso. Por eso a veces intento expulsarlo de mi mente, como un mal pensamiento...
Porque recordar duele...simplemente por el hecho de pensar que quizás nunca más volveremos a vivirlo.
Por mucho que él diga que todo tiene arreglo en esta vida. Hay cosas que ya no se pueden cambiar.
Así que, queridas amigas, disfrutad de esos pequeños momentos del día. Yo sigo haciéndolo, no os creáis...
En mi mente tengo unas carcajadas...por nada, por tonterías pero que nos hizo reir hasta casi las lágrimas. Es curioso que no recuerde por qué reía sólo el sonido de nuestras risas.
Momentos así tengo muchos, por suerte, con mis tres niños. Con ellos sí que vivo millones de detalles al día, los cuáles intento almacenar en mi memoria para no olvidarlos nunca.
Pero eso, es otro Entrada...
Sed felices
Besos desde el Sur
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