“Te voy a romper la
bolsa, porque sigues igual que hace un ratillo y no quiero que te estanques. E
inmediatamente voy a llamar al Anestesista (que está aquí al ladito,
¿sabes? En tu puerta, sentadito, esperando que tú la quieras…), para que venga a ponerte la Epidural porque
ya vas a empezar a estar más incómoda”…Eran las 9 de la noche
aproximadamente.
¿Incómoda? Que va…hombre…si estoy estupendamente aquí
charlando del tiempo con la mujer de mi padre…
Y sí, hasta que llegó mi amigo el Anestesista, que en ese
momento acababa de entrar en una cesárea de urgencia pasó algo más de una hora.
Y no voy a entrar en detalles pero me faltó romper el timbre que me servía para
llamar a la Matrona, o podría haber optado por plantarme en el quirófano y
darle otros dos buenos bofetones al Anestesista y a su amigo. Que cuando ambos
entraron en mi Box, con sendos gorritos de dibujitos y caritas sonrientes, me
faltó abrazarme a ellos porque no era capaz de expresarles la emoción tan
grande que sentí al verlos.
Ahora me río pero recuerdo que me pillaron justo yendo al
baño y les dije que no, que ya iría después, el pipi podía esperar pero no me
iba a arriesgar a que esos dos señores tuvieran que irse de mi Box a todo
correr, sin antes pincharme un buen chute de anestesia.
Me pusieron la bendita Epidural pero, Hola? Yo seguía
notando dolor…Me habían engañado!!!! Volví a desquitarme con el timbre y entró
uno de ellos, con su gorrito de dibujitos animados…
Rut: “no sé qué pasa,
pero sigo sintiendo dolor…”
Anestesista traidor: “bueno,
mujer, ten paciencia, es que tarda un pelín en hacer efecto”
Rut: “eso no es
verdaaaaaad…(Gritando) Es mi segundo bebé. Sé que la Epidural es mano de santo
al instante!”
Anestesista con una sonrisa: “bueno, es que te he puesto muy poquita…”
Rut: “pues no se
corte, no se corte…y haga usted el favor de ponerme un buen chute”
Anestesista buena gente: “ya
está (con palmadita en el hombro incluida), ahora ya vas a estar mejor…”
Ni que lo diga…engañarme a mí, a esas alturas del partido…
Diez minutos después. Juro que no fueron más de diez
minutos, vuelvo a tocar el timbre porque tenía unas ganas horrorosas de
empujar.
Mi matrona que entra, me explora, me mira y me dice:
“Que penita, lo que
has tenido que pasar. Ya estás completa. Has soportado toda la dilatación tú
solita, sin Epidural. Venga campeona, vamos a por Cayetana”.
Y así, sin más, me puso las piernas en el potro, empujé tres
veces, solo tres, y me dijo:
“¿Quieres sacar tu a
tu hija?”
Y si, me incorporé, y con mis dos manitas toqué la cabecita
de mi bebé y ayudé a la matrona a traerla a este mundo.
Y fue lo más bonito que he hecho en mi vida. Lloro al
recordarlo.
Y ahí estaba ella…Con sus ojazos azules que hasta la matrona
se sorprendió de cuan azules eran los ojos de mi niña.
Tan chiquita, tan pelona, tan blanquita. Era sencillamente
perfecta.
Besos desde el Sur
Feliz Viernes
Rut me encanta el tono con que relatas las cosas y me haces sonreir. Con lo que duelen las dichosas contracciones! Yo hasta con la epidurar las fuertes fuertes las notaba.
ResponderEliminarLo que mas me gusta es cuando un medico una amiga... te dice aguanta que eso no es nada, como?? Estoy que reviento de dolor y tu me dices eso!!!
Un beso y feliz finde
Una historia preciosa,,, seguro que a Cayetana le encantará leerla y se emocionará de nuevo contigo!!!
ResponderEliminarbesos y buen fin de semana!!!
Qué bonita historia de parto Rut, qué suerte que pudieras ayudar a la matrona a sacar a tu bebé,debe ser una experiencia única! Y Cayetana preciosaaaa una muñequitaaaa vamos.
ResponderEliminarBesitosss! te animas entonces a por el 3º? venga valienteee!
Rut:
ResponderEliminarQue preciosa historia de tu parto!!!. Sin lugar a dudas, fuiste muy valiente, para resistir el dolor y cuando la viste por primera vez, te diste cuenta que todo valió la pena!. Me alegro mucho por ti!.
Un beso!
Que bebé más bonita!
ResponderEliminar¿cómo lo hasces? me has hecho reir y llorar de emoción en un mismo post.
ResponderEliminarpreciosas las dos historias de los partos.
Muchas gracias por compartirlas.
bss