Hay niños mal comedores. Niños que se la lían a sus padres cada vez que llega la hora de la comida. Miedo me dan algunos niños cuando veo Super Nanny. Niños capaces de hacer perder la paciencia al más santo e incluso que hacen llorar a sus progenitores con sus rabietas y sus cierres de boca.
Y luego está mi hijo. Que nunca, jamás, me ha dado un problema para comer. Desde bien chiquitín abre la boca como un pollito y sólo le hace ascos a una cosa: la fruta. Conmigo es una misión imposible pero estoy mucho más tranquila desde que en el cole no le hace ascos y se la come como si nada.
Y luego, así, en otro lado, en un universo paralelo está mi hija Cayetana.
Ella se lo come todo. Y cuando digo todo es todo. Es ver comida y lanzarse como una posesa. Yo la dejo hacer, hombre, controlando las guarrerías. Porque ella no está gorda, estaría bueno si eso me preocupara con lo chiquitina que es. Ya tomaré medidas más adelante si fuera necesario.
El caso es que ese ansía y ese afán por comer todo lo que se le ponga por delante nos pasó factura anoche.
Y como no estamos acostumbrados a las vomitonas nocturnas nos pilló fuera de juego y de novatos totales.
A esto hay que añadirle que seguimos con los terrores nocturnos, el búho de la noche ahora dice que en su cuarto hay monstruos...
Y claro, al ver que a las 2,30 de la mañana todos estábamos en pie, él estaba en su salsa.
¿qué haces mamá? mientras limpiaba como podía la cuna de su hermana.
Casi media hora después volvió a reinar el silencio en nuestra casa.
Para que media hora más tarde volviera a reinar el caos. Esta vez Cayetana, que estaba acurrucadita entre papi y mami, más que nada porque se quejaba y porque su cuna estaba del revés, nos vomitó encima.
Encima de su padre, más bien.
Pobrecita, que pena me dio. Ella y nosotros claro. Porque esta vez el estropicio era mayor.
Así que aqui estoy, con los ojitos pegaos y muerta de sueño. Mientras mi niña parace que ya juega y está contenta porque todo fue por una indigestión de espaguettis y aceitunas varias. Porque mi niña no mastica, traga. Traga mucho.
Feliz martes
Besos desde el Sur
Ay esas malas noches! Que familiares me resultan!
ResponderEliminarUn café?
Pobrecilla! me alegro de que hoy esté mejor, y ánimo con el martes somnoliento guapa! ;)
ResponderEliminarBesosss
uy la pobre! bueno los pobres! (toda la family al completo)
ResponderEliminarYo también tengo esa gran suerte de que mi hija se lo come todo (es una suerte eh? )
Qué tendrán las aceitunas que les encantan???
Besoss
Como te puedo entender con ese tipo de noches, son lo peor!!!!.
ResponderEliminarA mi hija siempre le costó el tema de la comida, hasta el año pasado (a los 4 años), que ya se largó a comer bien y de todo, pero nunca olvido cuando se enfermó con un antibiótico al año y vomitó miles de veces en una noche y tuvimos que irnos con ella a urgencias... Me acuerdo que era como un grifo, la pobrecilla y mi cama y su cuna, imposibles...
Mucha suerte, al parecer tu hija ya está mejor, pero ojalá que no se repita.
Un besito!
Pobrecita! Nosotras también estamos de vomitonas, pero por viruses...aissss, que suerte que coman bien!
ResponderEliminarMis peques son dos grandes deboradores de comida, tú les pones el plato y te olvidas y comen y comen y siguen comiendo y aveces creo que no se llenan nunca.
ResponderEliminarNo son de vomitar, pero claro un día entre lo que se zampó la nena y la siesta de dos horas y pico le dió por vomitar todo lo habido y por haber.
Tú la ves con apenas diez kilos y dos años y jamás dirías que por esa pequeña boquita entra tanta comida...
es una suerte que coman bien.
Pobrecita!!!, aunque tienes suerte con la comida, yo no me quejo porque Mimpa comer come, poquito, pero de casi todo, bueno y sobre todo... aceitunas ( jeje, le encantan)
ResponderEliminarEspero que se encuentre mucho mejor.
Bss