Es curioso como una mirada puede hundirte o liberarte...
Pero no la mirada en sí, sino la forma de mirar.
No sé en qué momento ha cambiado mi mirada. Mi forma de mirarle que tanto daño le causa.
No puedo evitarlo, sale de mi. Sale sola.
En mi han cambiado cosas e imagino que eso se transmite y se refleja.
Los demás lo ven, por lo tanto yo lo transmito.
Es increíble que cuando empiezas a sentir cosas, cuando empiezas a creer en ti, el simple hecho de creerlo tú, se transmite a los demás.
Si un día te levantas, te arreglas, y te sientes guapa, esa belleza, sin duda, la verán los demás.
Es el poder de creer en ti.
Algo tan fuerte y poderoso. Yo lo tenía olvidado, creo que en muchos aspectos dejé de creer en mi, o dejé de ser un poco yo cuando empecé a aceptar determinadas situaciones.
Dejé de ser yo porque aceptaba cosas que no quería.
Y eso es tan peligroso.
Ahora que ya he tenido tres sesiones conmigo misma, hablamos mucho de eso.
Del YO interior. De todos mis YO.
Algunos de ellos, están ahí, pero aún están escondidos. Y todo esto consiste en sacarlos a la luz, a ponerlos delante, a convertirlos en mi prioridad.
Es cierto que no es fácil. Pero cuando asumes de verdad la realidad de todo lo que te ha pasado, de todo lo que te ha llevado a tener que pedir ayuda psicológica, entiendes, que lo más difícil era aceptar que necesitas ayuda. Una vez que asumes, todo lo demás, a la larga, aunque duela, al final llegará la paz.
Cuando las miradas cambian, aunque duelan, al final, liberan.
Porque ya no hay culpa, porque ya empieza la desunión, el desapego...
Y llegará el despegue.
Siento estar haciéndote daño.
Pero es la primera vez que mi mirada es clara. Y a la larga, te estoy haciendo un favor.
En una dependencia emocional conjunta, uno de los dos tiene que coger el mando.
He tenido que ser yo, una vez más, la que coja el timón.
Sólo espero que deje de dolerte. Que yo deje de dolerte.
Ya no guardo rencor dentro de mi.
No guardo odio, ni rabia.
Ya sólo espero cambios, tranquilidad, paz y quizás cuando esté curada, el amor llegue a mi vida...
Pero el proceso de curación es largo....
Me ayuda saber que estoy en el proceso. Que cada día es un logro. Que cada mañana es un regalo, y ver a mis hijos crecer sanos y felices es la mejor de las dichas.
En un divorcio, los niños no tienen por qué sufrir.
Siempre sentí dentro de mi que debía evitarles el sufrimiento, el crecer en una familia desestructurada, en un día a día sin su padre. Eso me creaba un malestar continuo, me faltaba el aire. Me ahogaba.... Sentía que debía unir las piezas a toda costa.
Costase lo que costase.
Aunque eso supusiese perderme a MI.
Ahora comprendo que fue un error.
Que en el momento en el que dejas de ser TU debes parar.
Ellos serán felices si sus padres lo son. Aunque sea por separado.
Serán felices si reciben cariño, orden, disciplina y amor.
Si ven que sus padres se tratan con respeto, serán felices.
Si ven que existe un cariño, crecerán felices. Serán felices.
Su felicidad no depende de estar separados, sino de la actitud que ven en TI.
Me ha costado mucho comprenderlo. Muchas lágrimas aceptarlo.
He luchado mucho por evitárselo.
Y también he luchado por amor. Por mi amor. Por el que yo sentía.
Ese que me arrebataron. Ese que se fue marchitando no a base de golpes sino a base de decepciones. Las decepciones no son una herida visible. No es una herida que tu veas sangrar. Pero están ahí.
Existen. Y a la larga, pueden ser devastadoras.
No deseo este odio, ni la ira, ni el que no puedas verme ni medio segundo.
Tu dolor, también fue mío.
Y no me gusta.
Sólo espero que algún día tu mirada también cambie...y que seas feliz.
Ya tocan miradas felices y llenas de optimismo.
Besos desde el Sur
miércoles, 20 de septiembre de 2017
jueves, 7 de septiembre de 2017
Conmigo misma: primer día
Para todo hay una primera vez.
He de reconocer que estaba nerviosa, toqué a la puerta con algo de temblor.
Estaba allí, ya estaba hecho. Debía enfrentarme a mis miedos, a mis dramas, y por que no y seguro que en breve, a mis logros y a mi triunfos.
Su aspecto me gustó, tiene cara de buena persona. Es sencilla, amable...
El lugar es agradable, bonito...pero yo tenía un pellizco en el estómago ya en la sala de espera.
Tenía tantas ganas de estar allí. A pesar de los nervios, sabía que era necesario, que es necesario, que nunca antes había sentido la necesidad de gritar...y entender, sobre todo, entender...
A la hora en punto me tocó a mi. Me invitó a pasar. Hay un gran ventanal donde la luz entra a raudales.
Un sofá, flores en la mesa...
Y Ella en una butaca.
¿Qué te trae por aquí, Rut?
En ese momento fue como abrir un dique...Como dejar salir agua de un pantano que sostiene demasiada agua, demasiadas lluvias del invierno, demasiado de mucho...
Qué me trae por allí....hay tanto....
Lo que me sorprendió fue su capacidad para sacar de mi, cosas que creía guardadas, que creía enterradas o más bien, algo superadas.
Hablamos, hubo silencios, miradas, preguntas, lágrimas....
Sin poder evitarlo las lágrimas caían por mis mejillas al ritmo de mi conversación...
Sin remedio...
No puedo evitarlas, le decía.
"Está bien, todo ha de salir". " De dentro, hacia fuera". Recuérdalo.
"Y escribe, ten a mano una libreta donde apuntes todo lo que se te ocurra. Tus sueños, tus pensamientos, lo que te inquieta, aquello que quieras preguntar... Y tráelo a nuestro próximo encuentro".
Una idea de familia sostenida en un tablero. Un tablero que se tambalea.
Una pareja que ya no existe.
Una traición, demasiadas decepciones.
Ilusión, decepción. Cuidado, Un camino peligroso. El abismo de la depresión demasiado atractivo...
No puedo permitirlo. Te curarás, lo superarás.
Se la teoría, falta la práctica. Pero lo conseguiré.
"Háblame de tu madre". "¿Cuándo la perdiste?"
Lágrimas. Una gran catarata de miedos, de tristeza, de inseguridades. De llorarla poco y echarla terriblemente de menos...
Fue una tarde intensa. Un día intenso.
Muchas emociones. Muchas ganas de estar bien, se sentirme bien...
De descubrir mi manera de actuar y de gestionar mi vida.
Gracias S, por mandarme hasta ella. Por darme ese empujoncito, por ponerme en contacto.
Por ayudarme a esta primera cita a ciegas conmigo misma...
Más la próxima semana.
Besos desde el Sur
viernes, 1 de septiembre de 2017
La recuperación
¿Cuánto tiempo necesita un ser humano para recuperarse?
¿Cuánto dura un duelo?
¿Cuánto dura el silencio?
Por qué una persona, aunque vea la luz al final de túnel, aunque sabe que ahí, en esa luz, comienza su libertad, es incapaz de recorrer el túnel...
Se niega a afrontar un duelo.
Negación.
Yo sabía que podía. Recorrerlo. Primero un pie, después el otro.
Sabía que si empezaba a recorrerlo, lo haría del tirón, porque era totalmente consciente de que podía llegar al final del túnel.
Después, la Luz...
Y sin embargo, recorría tres pasos y volvía para atrás.
Corriendo a mi refugio.
Corriendo a lo conocido. A un lugar seguro.
A la tranquilidad de lo cotidiano. Aunque doliera y no me hiciera feliz.
Tres años.
Cuánto tiempo sin saber lo que tenía...
Sin saber qué me pasaba.
Sin poder gestionar que algo que me ahogaba también me proporcionaba cierta dicha.
Una dicha engañosa, de mentira...
Y de repente, no se cómo ni por qué, un libro se cruzó en mi camino en la segunda planta de El Corte Inglés.
Ahí, frente a mi. Mi Luz.
"Si duele, no es Amor"
Y empecé a leer, y mientras leía, lloraba...y me deshacía, y comprendía...
Tres Años.
Pero hoy por fin le pongo nombre.
DEPENDENCIA EMOCIONAL
El día que ese primer libro se cruzó en mi camino, conocí la existencia de Silvia Congost
Y abrí los ojos.
Y mi vida cambió.
Y me di cuenta que cada ser humano necesita su propio tiempo.
Su propio proceso para Aceptar. Desprenderse. Llorar. Valorar. Sentir y Salir.
Salir adelante...
Con conocimiento.
Y empecé por su primer libro sobre Dependencia Emocional, "Cuando Amar demasiado es depender".
He llorado tanto leyéndolo. Es tan mío, tan real, tan cierto...
Ahora la Luz invade cada poro de mi piel.
Y aceptando llega la calma...
La paz. La tranquilidad.
Un problema con un nombre.
La luz me invade pero aún estoy en el proceso.
Pero por fin se, que es un problema, y que existen las herramientas para superarlo.
Yo estoy convencida de que podré.
Ahora toca empezar por el principio. Por mi.
Esa mujer que a veces se miraba en el espejo y no se reconocía.
Que aceptaba cosas que no quería.
Que normalizaba situaciones que no lo eran.
Que sonreía y lloraba al mismo tiempo.
Y que en el fondo, tan sólo sufría.
Mi familia, las personas que me quieren, han oído mucho eso de: "esta vez es de verdad".
Que frase tan dolorosa...
Que doloroso decir: " es que es el padre de mis hijos..."
Y?
Que difícil aceptar que hubo una historia y que se acabó.
Se acaba un día en concreto. Sabes perfectamente el día que hizo "clic", pero te niegas a aceptarlo.
Yo lo he negado tantas veces.
Tanto silencio, tanta sequía emocional, tanta tristeza en mi alma, tanto peso en mi espalda.
Tantas lágrimas atascadas....
Tanta culpa encubierta...
Tantas frases hirientes.
Tanto miedo a sufrir cuando ya se está sufriendo....
Por abandonar, no sólo me abandoné a mi misma...
Abandoné mi amor propio, mi pasión por escribir...
He tenido a tanta gente en estos años dándome la mano....
Y era incapaz de seguir sus consejos, aún sabiendo que tenían razón, aún sabiendo que sólo haciendo lo que me decían volvería a ser feliz.
Y a recuperarme y a recuperar la autoestima.
El próximo miércoles por fin, tengo mi primera cita conmigo misma.
Y he aceptado que necesito ayuda.
Eso hace tiempo que lo sé, pero creía que yo sola podría con todo y podría salir adelante.
Sé que podré pero también se que con ayuda, podré antes.
Y ya he perdido demasiado tiempo...
Y el tiempo es Oro.
Y la vida son minutos, momentos, instantes...
Jamás pensé que aceptando mi Realidad sentiría esta paz.
Y me sentiría más ligera...
Porque cuando sabes que estás en el fondo más auténtico, cuando reconoces que has llegado a lo más hondo del agujero, cuando te das cuenta que has llegado al fin de tus límites, entonces, el miedo que tenías a verte ahí, en lo más profundo, se convierte en Esperanza....
Así es.
Porque ya no hay más Fondo.
Ahora solo queda subir....
Feliz vuelta. Feliz viernes desde el Sur.
Pd: Ignacio, Cayetana y Juan, os mandan muchos saludos.
jueves, 18 de febrero de 2016
La vida es más...
Después de esta sequía de inspiración en la que me he visto envuelta he vuelto para hablaros de lo que desde hace ya unos añitos llena mi vida.
Si, de eso, si estás inmersa en la ardua tarea de la maternidad ya debes saber que no todo es un caminito de rosas y quien lo diga, miente.
Hay quién me dice que hay que ver lo que he cambiado de un año a este punto...
No he cambiado yo, ha cambiado mi perspectiva de la vida.
Y no, nunca dejaré de ser madre. Y no, nunca dejaré de ponerme de cara a ellos en un parque y si, ellos son y serán siempre lo más importante de mi vida, pero no lo único.
Porque aunque seamos mamis nunca debemos olvidar quién somos.
Lo que nos gusta, lo que nos divierte, lo que nos hace reír a carcajadas, aquello que nos daba vergüenza y ahora no. Viajar, reír, saltar, correr...Haz todo lo que te apetezca.
Hazlo y no mires atrás.
Eso sí, quítate esa coleta y suéltate la melena.
Y no, no dejaré nunca de ser la mejor madre para mis niños. Pero sí sé que ahora me quiero mucho más a misma de lo que me he querido antes.
Que valoro mucho más mi sonrisa en el espejo.
Que me gusta dedicar tiempo a arreglar mi pelo, a elegir mi ropa y a pintar mis labios.
Y no, no dejaré nunca de mirarlos, pero también miraré otras cosas.
No lo negaré y diré que no me arrepiento de ello. Así lo viví, así lo sentía y así creía que debía hacerlo. Pero ser sólo madre durante un tiempo acabó con muchas cosas en mi vida.
Y no, tranquilas, no todos los maridos se van por eso.
Yo fui quién fui. Y aprendí de ello.
Cierto que ahora animo a quién quiero, a que cuiden lo que más quieren. Que no den por hecho cosas, que lo eterno no existe y el amor hay que cuidarlo y regarlo cada día.
Porque si no lo hacéis queridas mías, cualquier pelagarta puede quitaros a vuestros maridos. Y sí, habrá quién dice que no, que son ellos los que se van. Cierto.
Pero eso mellará tanto vuestra autoestima que debéis evitar que ocurra. Machismo? No, no es eso de lo que hablo.
Hablo de que hay que cuidarse. Quererse. Mimarse.
Que somos las mujeres más valiosas y guapas del universo, si.
Pero que esos discursitos del amor es para siempre y aquí estaré pase lo que pase...eso sólo pasa en las películas.
La realidad es otra.
Y si, sigo dedicando mi tiempo al 100% a mis tres tesoros. A sus vidas, a su cole, a sus actividades, a sus deberes, a sus pesadillas, a sus piojos, a sus cortes de pelos, a poner tiritas en sus heridas y a taparlos y besarlos cada noche antes de dormirme.
Pero también me pongo unos tacones y me voy a bailar con mis amigas. A cenar y a contar chistes.
También me río y me divierto.
Porque vida sólo hay una. Y hay que vivirla. Como queramos, como más nos guste, con aquello que nos hace ser felices cada segundo de cada día.
Ser madres pero nunca, jamás, perdáis la sonrisa.
Besos desde el Sur
Si, de eso, si estás inmersa en la ardua tarea de la maternidad ya debes saber que no todo es un caminito de rosas y quien lo diga, miente.
Hay quién me dice que hay que ver lo que he cambiado de un año a este punto...
No he cambiado yo, ha cambiado mi perspectiva de la vida.
Y no, nunca dejaré de ser madre. Y no, nunca dejaré de ponerme de cara a ellos en un parque y si, ellos son y serán siempre lo más importante de mi vida, pero no lo único.
Porque aunque seamos mamis nunca debemos olvidar quién somos.
Lo que nos gusta, lo que nos divierte, lo que nos hace reír a carcajadas, aquello que nos daba vergüenza y ahora no. Viajar, reír, saltar, correr...Haz todo lo que te apetezca.
Hazlo y no mires atrás.
Eso sí, quítate esa coleta y suéltate la melena.
Y no, no dejaré nunca de ser la mejor madre para mis niños. Pero sí sé que ahora me quiero mucho más a misma de lo que me he querido antes.
Que valoro mucho más mi sonrisa en el espejo.
Que me gusta dedicar tiempo a arreglar mi pelo, a elegir mi ropa y a pintar mis labios.
Y no, no dejaré nunca de mirarlos, pero también miraré otras cosas.
No lo negaré y diré que no me arrepiento de ello. Así lo viví, así lo sentía y así creía que debía hacerlo. Pero ser sólo madre durante un tiempo acabó con muchas cosas en mi vida.
Y no, tranquilas, no todos los maridos se van por eso.
Yo fui quién fui. Y aprendí de ello.
Cierto que ahora animo a quién quiero, a que cuiden lo que más quieren. Que no den por hecho cosas, que lo eterno no existe y el amor hay que cuidarlo y regarlo cada día.
Porque si no lo hacéis queridas mías, cualquier pelagarta puede quitaros a vuestros maridos. Y sí, habrá quién dice que no, que son ellos los que se van. Cierto.
Pero eso mellará tanto vuestra autoestima que debéis evitar que ocurra. Machismo? No, no es eso de lo que hablo.
Hablo de que hay que cuidarse. Quererse. Mimarse.
Que somos las mujeres más valiosas y guapas del universo, si.
Pero que esos discursitos del amor es para siempre y aquí estaré pase lo que pase...eso sólo pasa en las películas.
La realidad es otra.
Y si, sigo dedicando mi tiempo al 100% a mis tres tesoros. A sus vidas, a su cole, a sus actividades, a sus deberes, a sus pesadillas, a sus piojos, a sus cortes de pelos, a poner tiritas en sus heridas y a taparlos y besarlos cada noche antes de dormirme.
Pero también me pongo unos tacones y me voy a bailar con mis amigas. A cenar y a contar chistes.
También me río y me divierto.
Porque vida sólo hay una. Y hay que vivirla. Como queramos, como más nos guste, con aquello que nos hace ser felices cada segundo de cada día.
Ser madres pero nunca, jamás, perdáis la sonrisa.
Besos desde el Sur
viernes, 5 de febrero de 2016
El tiempo...
Ha pasado el tiempo...
Y con él la tempestad...y la calma...
El tiempo...El único capaz de suavizar las heridas.
De hacernos fuertes.
El tiempo...
El sabio amigo de las historias vacías, del dolor...
El tiempo...
Aquel que un día hace que te vuelva la sonrisa...
Te devuelve la paz...y la calma...
El tiempo...
Aquel que un día te devuelve lo que es tuyo.
El tiempo...
El único capaz de levantarte del suelo...de tus fracasos...
El que logra que un día las cosas no duelan...
Y sonríes...porque ha pasado el tiempo...
Y ahora las cosas son más bellas...
Tú estás más llena...más fuerte...más valiente...
El tiempo...
El único capaz de poner las cosas en su sitio...
De devolver la calma...
La serenidad...
El tiempo...
Ese que te hace estar ilusionada de nuevo...
Porque ya no hay dolor...Sólo calma...
Porque ha pasado el tiempo...
Porque ya no somos frágiles...porque hemos aprendido...
Porque el tiempo cura,
Porque el tiempo sana.
Porque el tiempo te devuelve aquello que siempre fue tuyo.
Y te da tranquilidad...y te da esperanza....
El tiempo...
Ese amigo del silencio...de las derrotas...del sufrimiento...
El tiempo...El único que cura....
El que te devuelve a la vida...
El tiempo...
Besos de nuevo desde el Sur...
Y con él la tempestad...y la calma...
El tiempo...El único capaz de suavizar las heridas.
De hacernos fuertes.
El tiempo...
El sabio amigo de las historias vacías, del dolor...
El tiempo...
Aquel que un día hace que te vuelva la sonrisa...
Te devuelve la paz...y la calma...
El tiempo...
Aquel que un día te devuelve lo que es tuyo.
El tiempo...
El único capaz de levantarte del suelo...de tus fracasos...
El que logra que un día las cosas no duelan...
Y sonríes...porque ha pasado el tiempo...
Y ahora las cosas son más bellas...
Tú estás más llena...más fuerte...más valiente...
El tiempo...
El único capaz de poner las cosas en su sitio...
De devolver la calma...
La serenidad...
El tiempo...
Ese que te hace estar ilusionada de nuevo...
Porque ya no hay dolor...Sólo calma...
Porque ha pasado el tiempo...
Porque ya no somos frágiles...porque hemos aprendido...
Porque el tiempo cura,
Porque el tiempo sana.
Porque el tiempo te devuelve aquello que siempre fue tuyo.
Y te da tranquilidad...y te da esperanza....
El tiempo...
Ese amigo del silencio...de las derrotas...del sufrimiento...
El tiempo...El único que cura....
El que te devuelve a la vida...
El tiempo...
Besos de nuevo desde el Sur...
viernes, 11 de diciembre de 2015
Bye Bye 34...
En unas horas, esta que os escribe, dejará atrás los 34 para meterse de lleno en los 35.
Treinta y cinco...Cuando me preguntan cuántos cumplo y lo digo me dicen silbando, "guau, quién los pillara...".
Eso es porque soy la bebé de algunos de mis grupos de amigos.
Dejo atrás los 34 y no negaré que ha sido un año difícil. Duro. Lleno de altibajos.
Recuerdo que mi pasado cumpleaños no fue nada especial. Estaba triste. Rota. Desanimada. Soplé las velas en una magdalena con la única presencia de mis tres niños.
Ha pasado un año. Y ciertamente, ya no soy la misma.
Soy una Rut diferente.
Una Rut que decidió que el sufrimiento ya había sido suficiente, y decidió mirar al frente.
Como miles de personas valientes lo hacen.
No vale rendirse. Siempre hay muchas más opciones que rendirse.
Dejo atrás un año complicado pero ¿sabéis que?
Que también dejo atrás un año donde la vida me ha demostrado que soy una afortunada.
Donde he visto que hay muchísima gente que me quiere. Que me apoya. Y que está y estará siempre a mi lado. Y lo estarán porque sí, porque simplemente me quieren.
Un año en el que me he sentido mimada. Querida, arropada.
En el que he llorado y reído a la misma vez. Un año en el que me he dado cuenta de mi capacidad de superación, de mi fortaleza.
Un año en el que me he dado cuenta que a pesar de la oscuridad de la noche siempre sale el sol por la mañana.
Un año en el que he aprendido a valorar el tiempo que paso con mis hijos. Sus sonrisas, sus abrazos, sus besos. Sus te quiero.
Pero también un año donde he aprendido a valorar el tiempo que paso conmigo misma. Sola.
Un tiempo valioso. Donde encontrarme a mi misma ha sido una sorpresa enriquecedora.
He sentido Luz en mi oscuridad.
No me voy a quedar con lo malo sino con lo bueno. Aunque sinceramente no echaré de menos los 34.
Porque pienso comerme con papas los 35!!!
A todos los que estáis conmigo, gracias!
Mañana será un enorme placer cumplir años junto a vosotros.
Feliz fin de semana
Besos desde el Sur
Treinta y cinco...Cuando me preguntan cuántos cumplo y lo digo me dicen silbando, "guau, quién los pillara...".
Eso es porque soy la bebé de algunos de mis grupos de amigos.
Dejo atrás los 34 y no negaré que ha sido un año difícil. Duro. Lleno de altibajos.
Recuerdo que mi pasado cumpleaños no fue nada especial. Estaba triste. Rota. Desanimada. Soplé las velas en una magdalena con la única presencia de mis tres niños.
Ha pasado un año. Y ciertamente, ya no soy la misma.
Soy una Rut diferente.
Una Rut que decidió que el sufrimiento ya había sido suficiente, y decidió mirar al frente.
Como miles de personas valientes lo hacen.
No vale rendirse. Siempre hay muchas más opciones que rendirse.
Dejo atrás un año complicado pero ¿sabéis que?
Que también dejo atrás un año donde la vida me ha demostrado que soy una afortunada.
Donde he visto que hay muchísima gente que me quiere. Que me apoya. Y que está y estará siempre a mi lado. Y lo estarán porque sí, porque simplemente me quieren.
Un año en el que me he sentido mimada. Querida, arropada.
En el que he llorado y reído a la misma vez. Un año en el que me he dado cuenta de mi capacidad de superación, de mi fortaleza.
Un año en el que me he dado cuenta que a pesar de la oscuridad de la noche siempre sale el sol por la mañana.
Un año en el que he aprendido a valorar el tiempo que paso con mis hijos. Sus sonrisas, sus abrazos, sus besos. Sus te quiero.
Pero también un año donde he aprendido a valorar el tiempo que paso conmigo misma. Sola.
Un tiempo valioso. Donde encontrarme a mi misma ha sido una sorpresa enriquecedora.
He sentido Luz en mi oscuridad.
No me voy a quedar con lo malo sino con lo bueno. Aunque sinceramente no echaré de menos los 34.
Porque pienso comerme con papas los 35!!!
A todos los que estáis conmigo, gracias!
Mañana será un enorme placer cumplir años junto a vosotros.
Feliz fin de semana
Besos desde el Sur
miércoles, 2 de diciembre de 2015
Una vida...
Solo tenemos una vida. Es lo único que es nuestro, nos pertenece, y es lo único que prácticamente podemos gestionar y controlar.
Decidimos como vivirla, cómo tomarnos las cosas que nos rodean o que nos afectan directamente.
No podemos controlar las enfermedades que de repente nos azotan pero si podemos controlar y decidir cómo afectarán a nuestra vida.
Estos días he aprendido una lección. Que la vida se va así, en un segundo...Se te escapa de las manos como el agua entre tus dedos.
Y a veces nos preocupamos tanto por tonterías. Son nuestras tonterías, de acuerdo, pero es todo a veces tan...superficial.
Yo ahora cuando me levanto por las mañanas me digo a mi misma. A ver, ¿por qué puedo sonreír hoy?.
Pues primero porque estoy viva!!!! si señor, Viva!!!! Y lo mejor de todo es que tengo salud. Eso es primordial.
Sólo por eso ya debemos sonreír y decir, hoy va a ser un buen día porque yo me lo propongo!.
Luego abro mi armario y veo que me hace falta urgentemente renovar mi vestuario...jajajaja.
Pero luego escucho esa vocecita que me dice: Buenos días, Mami!
Y ese momento...ese momento en el que vuelvo a meterme con mi niño en la cama a abrazarlo y llenarlo de besos, aunque me quiera apartar y me diga que soy una pesada...En ese momento la sonrisa está asegurada...
A los cinco minutos es el turno de la Rubia. Si ella no viene porque es sin duda la más remolona de la casa, voy yo. Adoro la carita que pone cuando empiezo a despertarla con besos. Como si no hubiera para ella otro momento mejor en el día...
La Peloti es el más trasnochador. Y mientras siga en la dolce vita de no ir a guarde ni a cole, ahí duerme él hasta bien entrada la mañana así que me voy a trabajar sin verlo.
Os dije hace tiempo que he elegido ser feliz. Y pienso que tengo muchos motivos para serlo. Soy de las personas más afortunadas que existen, sí, lo soy, porque tengo a mucha gente maravillosa a mi alrededor.
Y luego soy yo misma. Me he dado cuenta de que soy fuerte. De que a pesar de las cosas que ocurran en mi vida yo no dejo de sonreír. Está feo que yo lo diga, pero es que es así. Jejejeje.
Sé camuflar muy bien mi tristeza o si tengo un mal día. Si yo estoy mal pero tú también, tú será mi prioridad.
Estos días atrás he aprendido una lección. Que un día estamos aquí y al otro no. En cinco minutos cambia nuestra vida. Nos dan una noticia y de repente, BooM.
Así que hay que elegir vivir la vida felices. Dando gracias por lo que tenemos, aunque sea poco.
A lo poco hay que sacarle un mucho.
La vida es bella...Y si no lo es, la maquillamos un poquito y listo.
Besos desde el Sur
Decidimos como vivirla, cómo tomarnos las cosas que nos rodean o que nos afectan directamente.
No podemos controlar las enfermedades que de repente nos azotan pero si podemos controlar y decidir cómo afectarán a nuestra vida.
Estos días he aprendido una lección. Que la vida se va así, en un segundo...Se te escapa de las manos como el agua entre tus dedos.
Y a veces nos preocupamos tanto por tonterías. Son nuestras tonterías, de acuerdo, pero es todo a veces tan...superficial.
Yo ahora cuando me levanto por las mañanas me digo a mi misma. A ver, ¿por qué puedo sonreír hoy?.
Pues primero porque estoy viva!!!! si señor, Viva!!!! Y lo mejor de todo es que tengo salud. Eso es primordial.
Sólo por eso ya debemos sonreír y decir, hoy va a ser un buen día porque yo me lo propongo!.
Luego abro mi armario y veo que me hace falta urgentemente renovar mi vestuario...jajajaja.
Pero luego escucho esa vocecita que me dice: Buenos días, Mami!
Y ese momento...ese momento en el que vuelvo a meterme con mi niño en la cama a abrazarlo y llenarlo de besos, aunque me quiera apartar y me diga que soy una pesada...En ese momento la sonrisa está asegurada...
A los cinco minutos es el turno de la Rubia. Si ella no viene porque es sin duda la más remolona de la casa, voy yo. Adoro la carita que pone cuando empiezo a despertarla con besos. Como si no hubiera para ella otro momento mejor en el día...
La Peloti es el más trasnochador. Y mientras siga en la dolce vita de no ir a guarde ni a cole, ahí duerme él hasta bien entrada la mañana así que me voy a trabajar sin verlo.
Os dije hace tiempo que he elegido ser feliz. Y pienso que tengo muchos motivos para serlo. Soy de las personas más afortunadas que existen, sí, lo soy, porque tengo a mucha gente maravillosa a mi alrededor.
Y luego soy yo misma. Me he dado cuenta de que soy fuerte. De que a pesar de las cosas que ocurran en mi vida yo no dejo de sonreír. Está feo que yo lo diga, pero es que es así. Jejejeje.
Sé camuflar muy bien mi tristeza o si tengo un mal día. Si yo estoy mal pero tú también, tú será mi prioridad.
Estos días atrás he aprendido una lección. Que un día estamos aquí y al otro no. En cinco minutos cambia nuestra vida. Nos dan una noticia y de repente, BooM.
Así que hay que elegir vivir la vida felices. Dando gracias por lo que tenemos, aunque sea poco.
A lo poco hay que sacarle un mucho.
La vida es bella...Y si no lo es, la maquillamos un poquito y listo.
Besos desde el Sur
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